¿Cómo construir un negocio desde el fracaso?
- Ivan Gabriel Keclach
- 19 ene
- 3 Min. de lectura
Fracasar no es fácil. Es incómodo, frustrante y, muchas veces, te deja con más preguntas que respuestas. Pero también es una oportunidad para empezar de nuevo, esta vez con más claridad y propósito.
Mi historia de fracaso empresarial no es diferente de muchas otras: una idea que no funcionó, decisiones mal calculadas y un mercado que no respondió como esperaba. Lo que marcó la diferencia fue cómo utilicé LinkedIn para reconstruirme y transformar lo que parecía el final en un nuevo comienzo.

El fracaso: un negocio que no funcionó
Hace unos años, lancé un proyecto que creía que sería un éxito. Había invertido tiempo, dinero y mucha energía en construir un servicio que, en teoría, era exactamente lo que el mercado necesitaba. Pero la realidad fue muy diferente.
Los clientes no llegaban, los costos seguían aumentando y, poco a poco, me di cuenta de que la idea que tanto había soñado no era sostenible. Después de meses intentando mantenerlo a flote, tuve que aceptar la dura verdad: había fracasado.
El golpe no fue solo financiero, sino también emocional. Me sentí perdido, dudando de mis habilidades y preguntándome si tendría lo necesario para empezar de nuevo.
El punto de quiebre: un momento de decisión
En medio de esa incertidumbre, me di cuenta de algo importante: aunque mi negocio había fallado, no todo estaba perdido. Tenía algo que todavía podía usar: mi red y mi presencia en LinkedIn.
Decidí que no iba a dejar que este fracaso definiera mi futuro. En lugar de eso, usaría LinkedIn para reconstruirme desde cero.
El plan: reconstrucción paso a paso
Sabía que no podía simplemente saltar al próximo proyecto sin aprender de mis errores. Así que, esta vez, tomé un enfoque más reflexivo y estratégico.
Compartir mi historia El primer paso fue aceptar mi fracaso y hablar de ello abiertamente. Escribí una publicación en LinkedIn donde conté mi experiencia, sin excusas ni adornos: “Hace unos meses, lancé un negocio que no funcionó. No fue fácil aceptar el fracaso, pero aquí estoy, aprendiendo de los errores y listo para comenzar de nuevo. Quiero compartir algunas lecciones que me dejó esta experiencia, porque sé que no soy el único que ha pasado por algo así.”
El resultado fue sorprendente. Recibí mensajes de apoyo, consejos valiosos y, sobre todo, nuevas conexiones con personas que habían vivido experiencias similares.
Aportar valor a mi red En lugar de enfocarme en lo que había perdido, comencé a compartir lo que sabía. Publicaba contenido sobre las lecciones que aprendí, estrategias que funcionaron (y las que no) y consejos prácticos para otros emprendedores.
Por ejemplo:
“Cómo validar una idea de negocio antes de invertir tiempo y dinero.”
“5 errores que cometí en mi primer emprendimiento y cómo los evitaría hoy.”
Esto no solo me ayudó a posicionarme como alguien que aportaba valor, sino que también fortaleció mi confianza.
Reconstruir mi red y mi marca personal Usé Sales Navigator para conectar con emprendedores, fundadores y profesionales en mi nicho. Pero esta vez, lo hice con un enfoque más intencional. Cada mensaje que enviaba era personalizado y auténtico, sin intentar vender nada, solo buscando construir relaciones genuinas.
Además, optimicé mi perfil para reflejar mi experiencia y lo que podía ofrecer. Cambié mi titular a algo más específico y atractivo, y cargué multimedia que demostraba mi trabajo anterior.
El resultado: un negocio nuevo y más fuerte
En unos meses, LinkedIn se convirtió en mi motor de crecimiento. Gracias a las conexiones que hice y el contenido que compartí, comencé a recibir mensajes de personas interesadas en trabajar conmigo.
De esas interacciones surgió la idea de mi nuevo negocio, esta vez enfocado en ayudar a empresas B2B a generar leads en LinkedIn. No fue fácil, pero tenía algo que no tenía antes: claridad, experiencia y una red sólida.
Hoy, ese negocio no solo es rentable, sino que también me permitió ayudar a otros emprendedores a superar desafíos similares.
Lo que aprendí del fracaso
Aceptar el fracaso es el primer paso: Ignorarlo solo retrasa tu capacidad para avanzar.
La vulnerabilidad conecta: Hablar abiertamente sobre tus errores genera empatía y fortalece las relaciones.
LinkedIn es más que ventas: Es una herramienta para aprender, conectar y, en mi caso, reconstruirme.
Fracasar duele, pero no es el final. Es una oportunidad para replantear, para aprender y para demostrarte que podés volver más fuerte.
Y si hay algo que LinkedIn me enseñó, es que no importa cuán lejos hayas caído, siempre podés empezar de nuevo. Porque al final, el fracaso no te define; lo que hacés después de él sí.
תגובות